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Mini cakes de fresas y mascarpone para San Valentín

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Ya he comentado en ocasiones anteriores que no soy partidaria de celebrar San Valentín, fiesta de la que opino no es más que puro marketing. Las relaciones se llevan día a día, con días buenos y días no tanto. Confieso que muchas veces me dan ganas de mandar a mi santo de vuelta con su madre, y si no lo hago es porque quiero mucho a mi suegra como para devolverle tal regalo... :-) No, en serio, son muchas las razones para celebrar tener a una persona tan maravillosa al lado, pero no porque lo diga El Corte Inglés, sino porque después de tantos años juntos y tantos momentos compartidos, ya no soy capaz de imaginar cómo sería estar sin él.


En fin, tras el momento sentimentaloide, celebremos o no San Valentín, las pequeñas tartas de fresas de hoy son un postre ideal tanto si queremos prepararlas para sorprender a nuestra pareja o si queremos darnos un homenaje a nosotros mismos.


Hace un tiempo ya preparé un bizcocho de fresas para esta tarta, pero tenía ganas de hacer un bizcocho de fresas en el que el sabor de esta fruta fuera más intenso y protagonista.


Buscando por la red encontré esta receta del blog de Alicia y decidí probarla, pues ella asegura que el resultado es un bizcocho con un verdadero sabor a fresa. 

Para acompañarlo he optado por una sencilla y suave crema de mascarpone, una de mis favoritas, y que combina estupendamente con las fresas del bizcocho.



Minicakes de fresas naturales y crema de mascarpone


Ingredientes para el bizcocho:

(Para un molde de 15 cm. Obtendremos unas 5-6 minicakes)

  • 180 gr. de azúcar
  • 225 gr. de harina
  • 1 cucharadita de levadura en polvo
  • 100 ml. de aceite de girasol
  • 200 gr. de puré de fresas
  • 1 cucharada de fresas en pasta (opcional)
  • La ralladura de medio limón
  • 2 huevos
  • 1/2 cucharadita de colorante rosa en pasta (opcional)

Ingredientes para la crema:



  • 200 ml. de nata para montar (mín. 35% M.G.), bien fría.
  • 200 gr. de queso mascarpone
  • 2 cucharadas de azúcar

Preparación:

  1. Precalentamos el horno a 180º, calor arriba y abajo.
  2. Engrasamos el molde del bizcocho. Reservamos.
  3. Lavamos las fresas y las hacemos puré. Reservamos.
  4. Tamizamos la harina junto con la levadura. Reservamos.
  5. Batimos los huevos con el azúcar hasta que blanqueen y doblen de volumen. Añadimos el aceite y batimos a velocidad alta un par de minutos más.
  6. Incorporamos el puré de fresas, la ralladura de limón, la fresa en pasta y el colorante. Batimos todo hasta integrar.
  7. Añadimos la mezcla de harina y levadura tamizadas, y removemos bien con una espátula con movimientos envolventes, hasta que esté completamente mezclado.
  8. Vertemos la mezcla en el molde y horneamos durante unos 60 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo éste salga limpio.
  9. Cuando esté hecho, sacamos del horno, dejamos atemperar unos minutos dentro del molde, y luego desmoldamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
  10. Mientras preparamos la crema: ponemos la nata y el azúcar en el bol de la batidora y batimos a velocidad alta para montarla. Justo antes de que esté montada, incorporamos el queso y terminamos de montar.
  11. Cuando el bizcocho esté totalmente frío, cortamos en varias capas, y con un cortador redondo vamos cortando los círculos que formarán las capas de nuestras mini cakes.
  12. Introducimos la crema en una manga pastelera con la boquilla de nuestra elección (en mi caso, la 1M de Wilton), y vamos poniendo crema entre las capas de bizcocho, terminando siempre con crema. Podemos decorar con unos sprinkles.



Con los recortes del bizcocho y con la crema que os sobre podéis aprovechar para hacer cake pops, como he hecho yo, o directamente podéis coméroslos tal cual (tampoco es mala idea) :-)

La fresa en pasta podéis optar por no poderla si no queréis o si no la tenéis. No pasa nada, lo que hace es potenciar el sabor a fresa, pero sin ella el bizcocho también estará delicioso. Igualmente, el colorante lo único que hace es intensificar el color, pero el que el bizcocho quede más clarito no va a hacer que no esté buenísimo.

Espero que os guste la receta de hoy, probadla y luego me contáis.

Besos!
Montes

Mejillones con salsa Roquefort

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Hace mucho tiempo, podría decirse que en otra vida, cuando mi santo y yo aún éramos novios, nos gustaba ir a cenar a un restaurante flamenco (de Flandes, no de la música) y solíamos pedir mejillones con salsa de queso. 


La verdad es que antes de esas visitas a dicho restaurante (que desgraciadamente cerró hace ya unos cuantos años) nunca se me hubiera ocurrido que la combinación mejillones - queso pudiera ser buena.


Pues no sólo está buena, sino que es deliciosa. Cuando hace poco más de un año estuve de visita en Flandes, me acordé de esos mejillones de mis años mozos cuando pude degustar la gran variedad de maneras de prepararlos que tienen allí. Y sin embargo, no sé si por el aura casi legendaria que suelen tener los buenos recuerdos, a pesar de que todos los que allí probé estaban buenísimos, ninguno podía superar a los sencillos mejillones con salsa de Roquefort.



Mejillones con salsa Roquefort


Ingredientes:


  • 1 kg. de mejillones, limpios y cocidos (para ello necesitaremos vino blanco).
  • 300 gr. de queso Roquefort (o cualquier otro queso azul)
  • 2 huevos
  • 400 ml. de nata para cocinar (18% M.G.)

Preparación (Thermomix)


  1. Limpiamos bien los mejillones, quitando todas las barbas e impurezas que pueda haber en la concha.
  2. Ponemos una sartén grande al fuego. Cuando esté caliente, ponemos los mejillones junto con un chorretón de vino blanco, y los tapamos. Cocemos a fuego fuerte. En cuanto se abran retiramos del fuego y reservamos. 
  3. Ponemos los ingredientes de la salsa (queso, huevos y nata) en el vaso de la Thermomix, y programamos 6 minutos, 90º, velocidad 3.
  4. Colocamos los mejillones en una fuente, y cuando la salsa esté lista, la vertemos por encima. Servir inmediatamente.

Preparación (Tradicional)


  1. Limpiamos bien los mejillones, quitando todas las barbas e impurezas que pueda haber en la concha.
  2. Ponemos una sartén grande al fuego. Cuando esté caliente, ponemos los mejillones junto con un chorretón de vino blanco, y los tapamos. Cocemos a fuego fuerte. En cuanto se abran retiramos del fuego y reservamos. 
  3. En un cazo ponemos todos los ingredientes de la salsa (queso, huevos y nata), y calentamos a fuego medio, removiendo continuamente, durante al menos 5 minutos, hasta que la salsa espese ligeramente.
  4. Colocamos los mejillones en una fuente, y cuando la salsa esté lista, la vertemos por encima. Servir inmediatamente.



También venden bolsas de mejillones ya limpios y cocidos, envasados al vacío. Se trata de una buena opción si andáis justos de tiempo.

Si queréis hacer la salsa un poco más ligera, se puede sustituir 200 ml. de nata por 200 ml. de leche. Quedará algo más líquida, pero estará igual de buena.

Como veis, es una receta muy sencilla y con un resultado estupendo. Probadla y contadme si os gusta!

Besos!
Montes

Mousse rápida de chocolate... y con agua!

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Cuando hace ya un tiempo ví esta receta en el blog de mi querida Esmeralda, supe que tenía que hacerla sin falta. ¿Una mousse de chocolate en sólo cinco minutos? ¿Y con sólo dos ingredientes? ¿Agua y chocolate?


Pues sí, después de haberlo probado, os puedo confirmar que es posible. Y no sólo posible, sino que es muy fácil y el resultado es estupendo! Obviamente, para mi gusto no puede igualar a la mousse tradicional hecha con las claras montadas, y con leche y mantequilla. Pero su intenso sabor a chocolate y su textura suave la hacen ideal para preparar de forma rápida un postre estupendo y delicioso.


Además, el hecho de que esta mousse no lleve ni leche ni huevos, la hace perfecta para personas con intolerancia a la lactosa, o para veganos. Además, aunque yo le he puesto un poco de azúcar, éste se puede sustituir igualmente por edulcorante, con lo que tendríamos también una deliciosa mousse apta para diabéticos.


Algo importante para preparar esta mousse, es utilizar un chocolate de buena calidad, con un alto porcentaje de cacao. Yo he utilizado uno con un 74% de cacao. Eso, lógicamente, hace que el resultado tenga un sabor a chocolate bastante fuerte, por lo que es un postre sólo recomendado para los muy chocolateadictos, como yo. Si os gusta el chocolate más suave, es mejor que os decantéis por la versión tradicional, en la que se puede utilizar otros tipos de chocolate.



Mousse de chocolate con agua


Ingredientes:


  • 200 gr. de chocolate con mínimo 70% de cacao
  • 180 ml. de agua (menos dos cucharadas)
  • 2 cucharadas de licor de café
  • 2 cucharadas de azúcar


Preparación:

  1. En un bol de cristal grande ponemos muchos hielos, y encima ponemos otro bol. Reservamos.
  2. Ponemos todos los ingredientes de la mousse (chocolate, agua, licor y azúcar) en un cazo a fuego bajo, y calentamos, removiendo continuamente, hasta que esté totalmente derretido e integrado.
  3. Vertemos la mezcla en el bol sobre los hielos, y con la batidora de varillas comenzamos a batir a velocidad media, hasta que consigamos la textura que buscamos (cuanto más tiempo se bata más dura quedará). Es importante mantener la misma velocidad de batido todo el tiempo, para evitar que la mousse se vuelva arenosa.



El licor de café es totalmente opcional. Yo se lo he puesto porque potencia aún más el sabor del chocolate, pero podéis  no ponerlo sin problemas, en cuyo caso deberéis poner los 180 ml. de agua completos. O incluso podéis sustituirlo por otro tipo de licor, como Baileys, lichor de chocolate, whisky...

Igualmente, si os gusta algo más dulce, podéis añadir hasta dos cucharadas más de azúcar, sin que en total superen las cuatro cucharadas. 

Al tratarse básicamente de chocolate en su mayor proporción, esta mousse no necesita frío ni para cuajar ni para conservarse, y se mantendrá sin perder el volumen todo el tiempo sin problemas.

Os animo a prepararla y a contadme después qué os ha parecido. Espero que os guste!

Besos.
Montes

Financiers con lemon curd

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Hace tiempo que quería preparar estos pastelitos. Los financiers son unos suaves bizcochitos de almendra, creados a finales del siglo XIX en la parisina pastelería de La Lasne, situada cerca de la Bolsa de Valores. Reciben su nombre de los financieros que acudían a dicha pastelería a tomar estos dulces, pues por su pequeño tamaño podían comerlos sin mancharse las manos.


Hay múltiples versiones de estos pastelitos de almendra. En esta ocasión, como me quedaba un poco del curd de lima que hice para la tarta de lima y oreo, decidí probar esta receta de Directo al Paladar.


Este domingo pasado hemos ido a comer a casa de mis suegros, y yo tenía encargado llevar el postre. Así que estos financiers me parecieron estupendos para llevar, pues son ligeros, no muy dulces, suaves y fáciles de preparar.


Y desde luego nos encantaron a todos, pues incluso después de una comida copiosa nadie pudo resistirse a acompañar el café con una de estas delicias.



Financiers con lemon curd

(Receta de Directo al Paladar. Para 12 unidades)


Ingredientes:


  • 6 claras de huevo
  • 185 gr. de mantequilla fundida
  • 120 gr. de almendra en polvo
  • 200 gr. de azúcar
  • 75 gr. de harina
  • Aproximadamente 80 gr. de lemon curd
  • Azúcar glas para espolvorear

Preparación:


  1. Precalentamos el horno a 200º, calor arriba y abajo sin ventilador.
  2. Engrasamos una bandeja para cupcakes o moldes de silicona.
  3. Derretimos la mantequilla en el microondas, con cuidado de que no hierva. Reservamos.
  4. Montamos las claras a punto de nieve. Cuando estén montadas, agregamos con cuidado los demás ingredientes menos el lemon curd (mantequilla fundida, almendra, azúcar y harina, previamente tamizada). Mezclamos cuidadosamente con ayuda de una espátula de goma hasta que esté todo integrado.
  5. Vertemos la mezcla en los moldes y horneamos durante 10 minutos. Pasado ese tiempo, sacamos la bandeja y ponemos una cucharada de lemon curd en el centro de cada financier. Volvemos a meter en el horno durante otros 10 minutos más.
  6. Transcurrido el tiempo, sacamos del horno y dejamos enfriar dentro del molde antes de desmoldarlos (si los intentamos sacar aún en caliente, se romperán). 
  7. Cuando estén ya templados, los desmoldamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
  8. Antes de servir, espolvoreamos la superficie con azúcar glas.



La combinación de almendra y limón es deliciosa. Pero si no os gusta, o no tenéis lemon curd, podéis hacerlos también con mermerlada, crema pastelera o crema de chocolate. Con cualquiera de estas opciones seguro que también están buenísismos.

Espero que os gusten!
Montes

Pudding de pan y mantequilla

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Whole Kitchen en su propuesta dulce para el mes de febrero nos invita a preparar un clásico de la cocina británica: pudding de pan y mantequilla.



El budín de pan y mantequilla o bread and butter pudding es uno de los postres más populares de la cocina británica. Se originó en el siglo XVII derivado de otro postre clásico inglés: el bread pudding, este último considerado una versión de lujo para las grandes ocasiones.

Este budín consiste en hornear una mezcla de pan con mantequilla y pasas o cualquier otro tipo de fruta deshidratada y luego bañarlo en huevos, leche y un poco de vainilla. Se consideraba un postre de gente sin recursos, ya que se hacía para aprovechar el pan que ya estaba duro. A medida que la clase media tuvo acceso a ingredientes como los huevos, la leche, las pasas o el azúcar este pudín se hizo más sofisticado, convirtiéndose en la receta actual.


No se puede decir que sea precisamente un postre ligero. El pan, la mantequilla, la nata, la mermelada... Todos estos ingredientes hacen de este pudding un bocado contundente. Aún más si incluimos pasas, o frutos secos como nueces, almendras...

Muchas veces también se acompaña con natillas o crema inglesa, pero la verdad es que este postre es ya de por sí lo suficientemente jugoso, por lo que se puede comer solo perfectamente. De hecho, en esta ocasión, a pesar de que he seguido las instrucciones de la receta e incluso he alargado los tiempos de horneado, no he conseguido que cuajara del todo, quedándome con una textura algo líquida. La verdad es que tengo un problema con flanes y demás postres cuajados, nunca consigo que me queden al punto. Y éste no iba a ser una excepción... No sé si será un problema de mi horno o es simplemente que no son mi punto fuerte!



Pudding de pan y mantequilla

(Receta adaptada de Jamie Oliver)


Ingredientes:



  • 100 gr. de mantequilla blanda
  • 1/2 cucharadita de canela
  • 1 pizca de nuez moscada
  • Ralladura de una naranja
  • 8 rebanadas de pan
  • 1 huevo + 8 yemas 
  • 140 gr. de azúcar
  • 500 ml. de leche
  • 565 ml. de nata
  • 1 vaina de vainilla o una cucharadita de pasta de vainilla
  • 4 cucharadas de mermelada (yo he utilizado de albaricoque, pero podéis usar la que prefiráis o tengáis en casa).

Preparación:



  1. Precalentamos el horno a 180º, calor arriba y abajo sin ventilador
  2. Mezclamos la mantequilla blanda con la canela, la nuez moscada y la ralladura de naranja. Cuando esté bien mezclada, la untamos en las rebanadas de pan, por ambas caras.
  3. Colocamos las rebanadas de pan en una bandeja para horno, un poco profunda.
  4. Ponemos en un cazo la nata, la leche y la vainilla, y calentamos, removiendo, hasta que hierva. Reservamos.
  5. Batimos el huevo y las restantes yemas con el azúcar. Mezclamos con la leche, removemos bien para que se mezcle correctamente, y vertemos con cuidado sobre las rebanadas de pan. Dejamos que se empapen bien unos diez minutos.
  6. Metemos al horno al baño maría durante 45 minutos.
  7. Calentamos unos segundos la mermelada en el microondas para conseguir que esté más líquida. Sacamos la bandeja del horno y pincelamos con la mermelada la superficie del pudding. Volvemos a meter al horno durante 10 minutos más (yo lo tuve otros 20 minutos y aún así me quedó un poco líquido: deberéis comprobarlo antes de sacarlo del todo)




Podemos modificar un poco la receta, añadiendo pasas o frutos secos entre el pan, antes de verter la leche y la nata, o también trozos de frutas frescas, como manzana o frutos rojos. Yo he utilizado rebanadas de pan de molde blanco sin corteza, pero podemos emplear rebanadas de pan normal del día anterior, pan integral, brioches, o incluso croissants.

Espero que os guste!
Montes


Caracolas saladas de tomates secos y queso (taller de pan casero con Webos fritos)

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Hace un par de semanas se pusieron en contacto conmigo de la agencia de comunicación de Miele para invitarme a un taller de pan casero impartido por Su, de Webos Fritos, en el nuevo centro que Miele ha abierto en Alcobendas (por cierto, increíble las instalaciones que tienen los chicos de Miele! Yo de mayor quiero tener una cocina por lo menos una cuarta parte así de bonita y funcional! Claro que para eso tendría que tirar absolutamente todos los tabiques de mi casa y hacerlo todo cocina...)

Sigo el blog de Su hace un montón, de hecho creo que fue uno de los primeros blogs que comencé a seguir, así que por supuesto acepté la invitación al segundo siguiente de haberla recibido.


El taller fue el sábado pasado, y a el estaban también invitados blogueros veteranos a los que admiro muchísimo, y entre lo cuales me sentía como un poco "madre mía, qué hago yo aquí": Carlos Noceda, de A ver qué cocinamos hoy, Paco de Lazy blog, Rosa Ardá y Javier, de Velocidad Cuchara, Alfonso de Recetas de Rechupete, Marta de Deliciosa Miranda, Pepa y Gustavo, de Pepa Cooks, Bea de 2 mandarinas en mi cocina, Yolanda de Cocido de Sopa y Carmen de Yerbabuena en la cocina. Menudo cartel! Todo ello dirigido por la incombustible Su, Jesús el sr. Webos y por don Felipe, tío de Su, que tras su jubilación acompaña para hacer de pinche.

Foto de Webos Fritos

Os podéis imaginar lo bien que me lo pasé. Todo lo que diga es poco, creo que en pocos cursos a los que he asistido me lo he pasado tan bien y he salido con tantas ganas de liarme a hacer lo que acababa de aprender. Y a ello hay que sumarle que cuando terminó el curso nos zampamos el total de la producción del día (acompañado con un montón de comida que tuvieron la generosidad de sacarnos y que mi estómago vacío agradeció profundamente). Por lo que cuando llegué a casa con las manos vacías, mi familia, que me esperaba con los brazos abiertos y hambre de pan, me miraron decepcionados.


Así que no me quedó más remedio que hacer en casa algo para que mi familia pudiera probarlo, y que así se creyeran que efectivamente no había ido al curso sólo a comerme todo el resultado...


De todas las recetas geniales que Su nos enseñó, decidí preparar estas caracolas saladas, porque me parecieron sencillas y muy divertidas de preparar, y además están buenísimas. No llevan ni masa madre, ni prefermento, se pueden hacer en una mañana sin ninguna planificación especial, más que haberse acordado la noche anterior de dejar hidratando los tomates secos.




Caracolas saladas de tomates secos y queso

(Receta del libro Pan con Webos Fritos. Para 12 unidades)


Ingredientes:


  • 350 gr. de harina de fuerza
  • 190 ml. de leche templada (no desnatada)
  • 1 huevo M
  • 80 ml. de aceite de oliva virgen extra
  • 1/2 cucharadita de azúcar
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 1 pizca de orégano
  • 2 cucharadas soperas de queso rallado
  • Unos tomates secos (yo usé la mitad de la bolsa, unos 40 gr.) hidratados desde la noche anterior, limpios de piel y en trozos pequeños
  • 8 gr. de levadura fresca
  • Para pincelar, una yema de huevo y una cucharada de manteca de cerdo ibérico derretida.


Preparación:


  1. Mezclamos todos los ingredientes (en amasadora, un par de minutos a velocidad baja; en Thermomix, dos minutos, velocidad espiga). Terminamos amasando un poco más a mano. Formamos una bola y la ponemos dentro de un bol aceitado. Tapamos con un film transparente, también aceitado y que toque la masa (para que no se reseque la superficie). Dejamos reposar 30 minutos a temperatura ambiente. (Si en vuestra casa hace mucho frío o hay corrientes, podéis poner el bol, por ejemplo, dentro del microondas apagado).
  2. Transcurrido el tiempo, dividimos la masa en porciones de aproximadamente 60 gr. cada una. Formamos bolas con ellas (A). La masa resultante es bastante pegajosa. Para trabajarla un poco más fácilmente, podemos engrasarnos las manos con un poco de aceite (no añadirle más harina a la masa!).
  3. Con un rodillo, aplanamos cada bola de manera que quede con una forma parecida a un rombo (más o menos). (B). Pincelamos con un poco de manteca derretida (C)
  4. Con un cortapastas o una rueda cortapizzas hacemos unas incisiones de arriba a abajo, separadas entre sí aproximadamente un centrímetro, sin llegar a cortar los bordes (D)
  5. Vamos enrollando en diagonal, ayudándonos para ello, si nos resulta más fácil, con una espátula (E)
  6. Volvemos a enrollar el rulo formando la caracola (F). Ponemos las piezas en una bandeja de horno, sobre papel de hornear, separadas entre sí porque crecen en el horneado
  7. Cubrimos con un trapo seco y limpio y dejamos reposar unos 20 minutos.
  8. Precalentamos el horno a 200º, calor arriba y abajo sin ventilador.
  9. Pincelamos las caracolas con la yema de huevo batida.
  10. Horneamos a 200º los primeros cinco minutos, luego bajamos la temperatura a 180º y horneamos unos 18 minutos más (yo necesité 30 minutos más, a los 18 la masa aún estaba poco hecha y apenas se habían dorado)
  11. Cuando estén hechas, sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Parece laborioso, pero en cuanto le coges el truco se hace más fácil. Lógicamente, las primeras quedarán algo más feas, pero a medida que repites el proceso, al final se consiguen unas caracolas mejores.

Estas caracolas están deliciosas para comer el mismo día en que se hacen. Para el día siguiente se quedan un poco menos tiernas, aunque de sabor siguen estando igual de buenas. Si tenéis invitados para cenar, podéis prepararlas por la mañana y vais a quedar genial en la cena, acompañadas de queso, embutido o foie.


Espero que os gusten y que os animéis a prepararlas. Contadme qué tal!

Besos!
Montes

Brownies con nueces y salsa de chocolate a la canela

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Esta es de esas recetas que te quedas guardadas en la carpeta de "próximos proyectos" durante siglos, hasta que, de pronto, un día, decides que ha llegado el momento de prepararla.


En concreto, ésta es una de las recetas que vienen en el interior del paquete de Chocolate Nestlé para postres. Yo hago como las abuelas: receta interesante que veo, receta interesante que recorto y guardo como oro en paño. Y hay muchas recetas de este tipo, en envoltorios de comida, en revistas, incluso en catálogos... que a priori pueden pasar desapercibidas, pero que luego, al hacerlas, resulta que son un éxito.


Desde luego, ésta lo ha sido. El brownie, de entrada, es casi un acierto asegurado, pero es que éste es muy suave, se deshace en la boca, y el toque de canela lo hace muy especial.


La receta original era con almendras en vez de nueces, pero, ventajas de hacerlo uno mismo, como a mí me gustan más las nueces en el brownie, he modificado ese ingrediente. No dudo que con almendras también estará buenísimo, si os gustan y queréis probar, no tenéis más que sustituir las nueces por almendras.


Y el punto final de esta receta lo pone esa salsa de chocolate especiado a la canela. Ya sólo el brownie está delicioso, pero acompañándolo con esta salsa templada, con ese toque de canela... Mmmm, supongo que ya os lo estáis imaginando!



Brownies con nueces y salsa de chocolate a la canela


Ingredientes:

  • 125 gr. de chocolate negro
  • 125 gr. de mantequilla
  • 130 gr. de azúcar
  • 2 huevos
  • 50 gr. de harina
  • 1 cucharadita de canela en polvo
  • 1 cucharadita de vainilla en pasta, extracto de vainilla o azúcar vainillado
  • 75 gr. de nueces

Ingredientes para la salsa:


  • 150 gr. de chocolate negro
  • 100 ml. de agua
  • 1 cucharadita de canela en polvo


Preparación:

  1. Precalentamos el horno a 150º, calor arriba y abajo sin ventilador.
  2. Forramos un molde cuadrado (el mío es de aproximadamente 20X25) con papel de horno.
  3. Tamizamos la harina junto con la canela. Reservamos.
  4. Ponemos las nueces entre dos papeles de cocina y pasamos el rodillo por encima unas cuantas veces, para conseguir que queden en trozos más pequeños (sin pasarse: no queremos polvo de nueces)
  5. Ponemos agua en un cazo y encima un bol de cristal. Cuando el agua comience a estar caliente, fundimos el chocolate en el bol de cristal, al baño maría. Añadimos la mantequilla a trocitos, y removemos con una espátula hasta que se derrita por completo y obtengamos una masa lisa. Retiramos del fuego.
  6. En el bol de la batidora batimos los huevos con el azúcar hasta que blanqueen y aumenten de volumen. 
  7. Bajamos la velocidad de la batidora, y vamos vertiendo la mezcla de chocolate fundido, y la vainilla.
  8. Incorporamos la harina, y removemos con cuidado con la espátula hasta que esté totalmente integrado.
  9. Por último, añadimos las nueces troceadas, y volvemos a mezclar bien con la espátula.
  10. Vertemos en el molde, y horneamos durante unos 20-25 minutos.
  11. Mientras se hornea, preparamos la salsa: ponemos el agua en un cazo y llevamos a ebullición. Cuando hierva, retiramos del fuego y añadimos el chocolate en trozos y la canela. Removemos hasta que el chocolate esté totalmente fundido y nos quede una salsa lisa.
  12. Cuando el brownie ya esté hecho, lo sacamos del horno, dejamos atemperar dentro del molde unos 10 minutos, y luego sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
  13. Servir los brownies templados, partidos en cuadrados y acompañados por la salsa de chocolate.



Es un postre muy fácil de hacer y con el que podéis quedar genial. Seguro que vuestros amigos quieren venir a visitaros más a menudo después de probarlo!

Espero que os guste!
Besos.
Montes

Mousse de yogur y chocolate blanco

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Creo que si vuelvo a decir que soy adicta al chocolate, un gatito morirá en alguna parte. Por eso no lo voy a repetir, no porque me gusten especialmente los gatos, sino porque creo que con las ciento cincuenta mil veces que ya lo he dicho (ahí, sin exagerar) es suficiente.


Y precisamente porque me gusta el chocolate (mierda, lo volví a decir!) no me gusta NADA el chocolate blanco.


Es que ¿por qué se empeñan en llamar chocolate al chocolate blanco? ¡No lo es! Al menos, no es chocolate como yo lo entiendo. El chocolate debe ser oscuro, amargo, intenso. O incluso, aunque sea con leche, debe saber a cacao.


El chocolate blanco no sabe a cacao. Sabe dulce, solamente. Contiene cacao, efectivamente, pero sólo manteca de cacao, junto con leche y azúcar, lo que hace que tenga un sabor suave y dulce, pero muy alejado de lo que normalmente consideramos chocolate.


Por eso no sé que extraño proceso mental, cuando vi esta receta en Pinterest, me hizo tener ganas de probarla. Imagino que, como todo lo que se ve en Pinterest, entra por los ojos, y esta vez debió pasar lo mismo, saltándose incluso mi especial aversión por el chocolate blanco.


Y la verdad es que el resultado me ha sorprendido para bien. Queda una mousse ligera, muy suave, y aunque es cierto que se percibe el sabor del chocolate blanco, queda contrarrestado con el leve ácido del yogur, que me encanta. En este caso yo lo he acompañado también con grosellas frescas, también ácidas, pero podemos servirlo con otras frutas como fresas, moras, o incluso con mermelada o miel.

Mousse de yogur y chocolate blanco

(Para 7-8 vasitos)

Ingredientes:

  • 3 hojas de gelatina
  • 1 tableta de chocolate blanco (75 gr.)
  • 300 gr. de yogur griego
  • 3 claras de huevo
  • 50 gr. de azúcar
  • Grosellas (o la fruta que se prefiera) para decorar.

Preparación:


  1. Ponemos las hojas de gelatina a hidratar en agua fría. 
  2. Troceamos el chocolate, y lo derretimos al baño maría o en microondas (en este caso, calentando de 30 segundos en 30 segundos, removiendo entre cada intervalo, para que no se queme)
  3. Cuando el chocolate esté fundido, lo mezclamos con el yogur, removiendo bien para que se integre del todo.
  4. Ponemos las claras junto con el azúcar en el bol de la batidora, y las montamos a punto de nieve. Reservamos.
  5. En un cazo a fuego bajo ponemos las hojas de gelatina, bien escurridas, junto con cuatro cucharadas de la mezcla de yogur y chocolate. Removemos hasta que la gelatina se haya disuelto, y entonces vertemos esta mezcla en el resto de yogur y chocolate. Mezclamos bien.
  6. Incorporamos las claras montadas y con suaves movimientos envolventes, removemos hasta que esté todo totalmente integrado.
  7. Vertemos en los vasitos o recipientes elegidos, y llevamos a la nevera al menos dos horas. En el momento de servir, acompañamos con la fruta elegida.



Como veis, es un postre muy sencillito, que se prepara enseguida, y luego es igual de fácil de comer. Y eso dicho por alguien que no soporta el chocolate blanco es mucho!

Probadlo y me contáis.

Besos!
Montes

Kir Royal granizado

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El Kir es un popular cóctel francés elaborado con crema de cassis (licor de grosella negra) y vino blanco, y se suele tomar como aperitivo antes de las comidas.


Aunque muchos piensen que el cóctel fue inventado por Félix Kir (1876-1968) al final de la Segunda Guerra Mundial, Kir sólo prestó su nombre en 1951 para una campaña publicitaria lanzada por la empresa Lejay Lagoute, inventora de la crème cassis, y que patentó la marca Kir® en marzo de 1952. Nacido en la Borgoña francesa, Kir era un sacerdote y canónigo que en 1940, tras la huida del alcalde de Dijon por la llegada de los alemanes, fue nombrado en su lugar. Como alcalde de la ciudad, divulgó el famoso aperitivo para promocionar el vino blanco de la región, que servía en las recepciones municipales. Hasta entonces el Kir era una bebida aperitiva muy popular no sólo en Borgoña, y era conocida con el nombre de blanc cassis. (Fuente: Wikipedia)


Posteriormente se creó una variante del Kir, el Kir Royal, elaborado con champagne en vez de vino blanco. Y en esta ocasión yo lo he preparado con un delicioso sirope casero de grosellas frescas en vez de utilizar cassis, y en versión granizada. Así no sólo tendremos un aperitivo, sino un estupendo postre digestivo o un granizado listo para tomar en cualquier momento.

La receta la tenía guardada de otro de mis recortes antiquísimos, esta vez de una revista de decoración (ole ahí, recetarios de alto standing), guardado para la posteridad en mi carpeta de "próximos proyectos" desempolvada recientemente. Y aprovechando que tenía grosellas que me habían sobrado de la mousse de yogur y chocolate blanco, decidí que a ésta receta le había llegado también su hora.


Kir Royal granizado


Ingredientes:


  • 100 gr. de grosellas frescas
  • 350 ml. de azúcar
  • 500 ml. de agua
  • 500 ml. de cava o champagne

Preparación:

  1. Ponemos el agua y el azúcar en un cazo a fuego medio, removiendo, hasta que hierva. Cuando rompa a hervir, retiramos del fuego y agregamos las grosellas. Volvemos a cocer a fuego bajo durante otros cinco minutos.
  2. Retiramos del fuego y trituramos todo con la batidora. Pasamos la mezcla por un colador para dejar sólo el líquido y quitar las pepitas y demás restos de las grosellas. Dejamos enfriar.
  3. Cuando esté frío, añadimos el cava, removemos bien, y llevamos al congelador hasta que cristalice. Como lleva alcohol, no llegará a congelar del todo, por lo que podremos servirlo perfectamente en cualquier momento.


El cóctel original lleva una medida de cassis por cada 8 medidas de cava o champagne. Veréis que ésta es una versión un poco sui generis, pero aún así deliciosa. Queda una bebida suave y dulce, si queréis notar más el toque alcohólico del cava, probad a reducir un poco la cantidad de azúcar, o a añadir algo más de cava a la mezcla. 

Espero que os animéis a probarla. Contadme si os gustó!

Besos!
Montes

Layer cake de limón y semillas de amapola

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Hacía mucho tiempo que no preparaba una tarta. Creo que la última que hice fue la tarta Guinnes para el cumpleaños de mi amiga Cristina, y eso fue allá por octubre. 


Porque cuando hablo de hacer una tarta, me refiero a una tarta, tarta. Para mí, una tarta, tarta ha de ser necesariamente una tarta de capas de bizcocho con un relleno y una cobertura. Las cheesecakes, las tartas de manzana y demás tartas no entran en la categoría de lo que yo llamo tarta, tarta. Podría quizás encuadrarlas en pasteles dulces, en el mejor de los casos...

Por eso, cuando llega un cumpleaños siento que por fin ha llegado el momento de volver a ponerme a hacer una tarta, tarta. Realmente disfruto preparando el bizcocho, cortando las capas, rellenándolo y recubiréndolo. Sin embargo, no es algo que pueda hacer habitualmente, pues una tarta de este tamaño es mucho más difícil de "colocar" que otros postres de menores dimensiones. Si llamas a la puerta del vecino, por ejemplo, con un par de vasitos de mousse, es mucho más probable que te abran la puerta que si te ven con una tarta más grande que tu cabeza...

Por lo tanto, tengo que esperar que llegue un cumpleaños de algún amigo o familiar para darme el gustazo. En este caso se trataba del cumpleaños de mi suegra, e íbamos a comer todos a su casa. Por supuesto, mi cometido era llevar el postre, y como en ocasiones anteriores los postres de limón habían tenido éxito entre mi familia política, decidí preparar esta deliciosa layer cake de limón con semillas de amapola y una suave crema de queso. 



Layer cake de limón y semillas de amapola

(Adaptado de Always with butter. Para una tarta de 15 cm. de diámetro)

Ingredientes para el bizcocho:


  • 195 gr. de harina
  • 200 gr. de azúcar
  • 2 cucharaditas (tsp.) de levadura en polvo
  • 1 pizca de sal
  • 2 cucharadas (Tbsp.) de semillas de amapola
  • 115 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
  • Ralladura de un limón mediano
  • 150 ml. de buttermilk (o 150 ml. de leche con un chorrito de vinagre o limón)
  • 3 claras de huevo (yo he utilizado pasteurizadas)

Almíbar para calar el bizcocho:



  • 80 ml. de agua
  • Zumo de un limón
  • 60 gr. de azúcar

Crema de queso de relleno y cobertura:



  • 400 ml. de nata para montar (mín. 35% M.G.)
  • 3 cucharadas de azúcar
  • 250 gr. de queso para untar, tipo Philadelphia

Preparación:



  1. Precalentamos el horno a 180º, calor arriba y abajo, sin ventilador.
  2. Engrasamos y forramos con papel de hornear un molde alto de 15 cm.
  3. Tamizamos la harina junto con la levadura. Reservamos.
  4. Si no tenemos buttermilk, lo preparamos casero: ponemos la leche en un vaso y añadimos un chorrito de vinagre o limón. Dejamos reposar.
  5. Ponemos la mantequilla junto con el azúcar en el bol de la batidora, y batimos hasta que esté cremoso.Añadimos las claras de huevo, y batimos a velocidad alta hasta que aumente de volumen.
  6. Añadimos las semillas de amapola y la ralladura de limón. Batimos hasta integrar.
  7. Incorporamos el buttermilk y batimos.
  8. Por último, añadimos la mezcla de harina y levadura, y la sal, y batimos a velocidad baja lo justo para que se integre. Terminamos de mezclar con una espátula de goma.
  9. Vertemos la mezcla en el molde, y horneamos durante aproximadamente 60-70 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo éste salga limpio.
  10. Sacamos del horno, dejamos atemperar cinco minutos dentro del molde, luego desmoldamos y dejamos enfriar sobre una rejilla. 
  11. Mientras, preparamos el almíbar: en un cazo ponemos el agua, el azúcar y el zumo de limón. Llevamos a ebullición, removiendo, hasta que reduzca ligeramente y tenga una consistencia más espesa.
  12. Para preparar la crema, ponemos la nata , muy fría, junto con el azúcar, en el bol de la batidora, y batimos a velocidad alta. Justo antes de que esté montada del todo, añadimos el queso, también frío, y terminamos de montar.
  13. Para cortar el bizcocho es mejor que esté completamente frío y, a poder ser, reposado (yo normalmente hago el bizcocho el día anterior), porque de esa manera la miga estará más asentada y no se desmigará al cortarlo. Cortamos el bizcocho en capas con ayuda de una lira si la tenemos, o con un cuchillo intentando que queden iguales. Empapamos bien cada capa de bizcocho con el almíbar, y rellenamos con una capa de crema. Repetimos hasta completar todas las capas, y terminamos cubriendo la tarta, primero con una primera capa fina de crema "tapamigas", y luego por último con otra capa de crema, más gruesa, que intentaremos dejar lo más lisa posible con ayuda de una espátula recta o un scraper. Si queremos, podemos terminar decorando la tarta con algunos sprinkles de colores (yo los he puesto de color verde).


Esta es la única foto que tengo del corte... Disculpad la mala calidad, pero casi no me da tiempo ni a sacar ésta!
El resultado es una tarta suave, muy jugosa. La combinación del bizcocho cítrico con la crema de queso, que no es muy dulce, para mi gusto es exquisita. Os animo a probarla y a que me contéis qué os pareció.

Besos!
Montes

Muffins de fresas, coco y trocitos de chocolate

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Llevo un montón de tiempo con una canción en la cabeza. Más o menos desde el verano pasado, puesto que iba incluida en la banda sonora de la segunda película de Gru, película que, por supuesto, fuimos a ver (tener dos niñas pequeñas es la excusa perfecta para ir al cine a ver películas de dibujos animados). Esa canción es Happy, del músico estadounidense Pharrell Williams.


Además, desde que fue nominada a los Oscars como mejor canción, ha estado sonando continuamente en absolutamente todas las emisoras de radio. A nivel mundial. Vamos, que incluso para los que no hubieran visto la película, la canción les sonará con total seguridad.


En realidad se trata de una canción muy sencilla, con apenas mensaje, sin una letra demasiado elaborada y con un estribillo bastante repetitivo. Entonces, porque está medio mundo con esa canción metida en la cabeza? 


Creo que es simplemente por el buen rollo que transmite. Escuchas la canción, e inevitablemente los pies comienzan a seguir el ritmo y el estribillo se convierte en tu banda sonora para el resto del día. 

Porque la verdad es que últimamente algo de buen rollo extra no viene nada mal. Tenemos alrededor tantas cosas negativas (crisis económica, crisis social, una insostenible tasa de desempleo que parece que no hay forma de reducir a corto ni medio plazo...) Si vemos el telediario cualquier día las únicas buenas noticias las encontraremos en la sección de deportes (bueno, y eso dependiendo del equipo que seamos...)

Por eso creo que debemos aprovechar esas pequeñas cosas que nos hacen felices. Siempre podemos encontrar algo que nos proporcione algo de felicidad, aunque tenga que ser en pequeñas raciones. Puede ser un paseo por el parque en una bonita tarde de primavera, puede ser tener diez minutos para disfrutar del último libro que nos estamos leyendo y que tanto nos está gustando, puede ser el beso rápido que te da tu hijo antes de salir corriendo hacia el colegio... Estoy segura de que si nos fijamos podemos encontrar un montón de cosas positivas en nuestra vida, en las que habitualmente no reparamos, y que nos aportan esas pequeñas pero tan necesarias dosis de felicidad.


Y también estoy segura de que si probamos uno de estos muffins, tendremos al menos uno de esos pequeños momentos de felicidad. ¿No me creéis? Pues resulta que es muy fácil de comprobar. Como todos los muffins, se preparan en un pispás: mezclar ingredientes y hornear, sin más, por lo que en pocos minutos tendremos unos trocitos de felicidad que llevarnos a la boca. Probablemente después venga el momento contrario, cuando comprobemos que de la boca la felicidad nos ha bajado a las caderas o, peor aún, se ha instalado definitivamente en nuestro trasero, pero para eso están los vecinos: felicidad compartida engorda menos, segurísimo!!! :-)



Muffins de fresas, coco y trocitos de chocolate

(Receta adaptada de Nestlé Postres. Para unos 6 muffins grandotes, o 12 tamaño cupcake)

Ingredientes:


  • 150 gr. de chocolate negro
  • 150 gr. de fresas
  • 5 cucharadas de coco rallado
  • 50 gr. de mantequilla derretida
  • 3 huevos
  • 180 gr. de harina
  • 1 cucharadita de levadura en polvo
  • 60 gr. de azúcar
  • 1 yogur griego

Preparación:



  1. Precalentamos el horno a 190º
  2. Derretimos la mantequilla en el microondas, con cuidado de que no hierva. Reservamos.
  3. Troceamos el chocolate con ayuda de un cuchillo, intentando conseguir trozos de tamaño uniforme.
  4. Lavamos las fresas y las partimos en trozos.
  5. En un bol ponemos los ingredientes húmedos (huevos, yogur y mantequilla derretida) junto con el azúcar, y mezclamos hasta integrar. 
  6. Añadimos los ingredientes secos (harina, levadura y coco), y mezclamos suavemente hasta que se integren.
  7. Por último, añadimos los trozos de chocolate y lo removemos bien para que se mezcle.
  8. Vertemos la mezcla en los moldes elegidos, llenándolos primero sólo hasta la mitad, ponemos unos cuantos trozos de fresas en el medio, y luego añadimos más masa cubriendo las fresas. Terminamos repartiendo más trozos de fresas por encima.
  9. Horneamos durante aproximadamente 20 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo, éste salga limpio.
  10. Cuando estén hechos, sacamos del horno y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.



Así que ya sabéis: poned la canción de Pharrell Williams a todo volumen (vuestro momento de felicidad no tiene que coincidir necesariamente con el del vecino), encended el horno y luego me contáis qué tal!

Besos!
Montes

P.D. Con esta receta participo en el 1º Aniversario del Reto de Cocineros del Mundo

Alfajores chilenos rellenos de dulce de leche

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Hasta hace muy poco pensaba que alfajores sólo había dos tipos: los españoles, típicos de la época navideña, y los argentinos, formados por dos galletas de maicena, con un relleno dulce y a veces recubiertos de chocolate.


Pero resulta que en Chile tienen también unos alfajores, que se preparan tradicionalmente para sus Fiestas Patrias, que se celebran el 18 de septiembre. 


A diferencia de los alfajores argentinos, los alfajores chilenos se preparan con dos galletas u hojarascas, hechas con una masa muy básica, amasadas muy finas y que al hornearse quedan como curvadas, y van rellenos de dulce de leche (que en Chile llaman manjar) o de chancaca o panela, una especie de melaza muy densa que se obtiene al cocer el jugo de caña.


Es una receta muy fácil y que se prepara enseguida. En este caso yo he utilizado un dulce de leche que unos amigos nos trajeron de Argentina, pero si os animáis podéis probar a hacerlo casero, porque no tiene ninguna complicación.


La masa de las galletas u hojarascas es muy básica, sólo lleva huevos, harina y pisco, por lo que resulta bastante sosa si se come sola. Pero como vamos poner una generosa cantidad de relleno, no os preocupéis porque estos alfajores van a ser suficientemente dulces.

El pisco es un tipo de aguardiente chileno que se obtiene de la destilación de distintos tipos de vino. Si no tenéis, podéis sustituirlo por algún otro tipo de bebida alcohólica, como ron o whisky.



Alfajores chilenos

(Receta adaptada de Dulcinea. Para unas 24 galletas, unos 12 alfajores, dependiendo del tamaño)


Ingredientes:


  • 6 yemas de huevo
  • 125 gr. de harina
  • 3 cucharadas de pisco (u otro tipo de licor)
  • 250 gr. de dulce de leche
  • Azúcar glas para espolvorear


Preparación:


  1. Precalentamos el horno a 180º, calor arriba y abajo sin ventilador.
  2. Ponemos la harina en un bol y hacemos un agujero en el centro, donde ponemos las yemas y el pisco. Mezclamos bien los ingredientes, amasando hasta conseguir una masa blanda y lisa que no se nos pegue. Si fuera necesario, podemos añadir un poco de agua para ligar la masa. Tapamos y dejamos reposar unos 10 minutos.
  3. Con ayuda de un rodillo, estiramos la masa muy fina, de un espesor de unos 3 mm. Cortamos círculos de unos 5 cm. de diámetro, que vamos colocando en una bandeja de horno sobre un papel de hornear.
  4. Horneamos unos 10 minutos, hasta que comencemos a ver que empiezan a dorarse por los bordes.
  5. Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla. Cuando estén totalmente frías, ponemos una cucharada generosa de dulce de leche entre cada dos galletas, y espolvoreamos azúcar glas por encima.



Como veis, unos alfajores diferentes, muy fáciles de hacer y de los que probablemente no podréis comer sólo uno.

Espero que os gusten!

Besos.
Montes

Tarta Fraisier

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Whole Kitchen, en su propuesta dulce para el mes de marzo, nos invita a preparar un clásico de la cocina francesa: la tarta Fraisier.

Además, la propuesta de este mes no puede ser más oportuna, puesto que el próximo sábado nos vamos de vacaciones familiares a París, donde tendré el placer de probar ésta y otras delicias de la repostería francesa. Bueno, en realidad nos vamos con las niñas a Disneyland París, pero pienso escaparme al menos dos días a la Ville lumière, y traerme un mínimo de dos cajas de macarons de Ladurée (acepto encargos, por si alguien quiere).



El origen de esta tarta es incierto, algunas fuentes la sitúan sobre el 1860, época en la que también fue concebida otra de las grandes tartas de la repostería francesa, la tarta L’Opera, aunque a diferencia de ésta se desconoce su autor y sólo se sabe que llegó para situarse como una de las grandes tartas de su repostería. El origen de su nombre deriva de la palabra francesa fraise, fresa en francés). 

Consiste en un pastel de capas de bizcocho genovés bañados en almíbar de aguardiente de cerezas (Kirsch), una generosa capa de crema muselina y fresas. Suele terminarse con una capa de mazapán o merengue italiano dependiendo de la variante de esta. Originalmente se usaba una crema de mantequilla, pero poco a poco se ha ido derivando en una muselina, en la que se unen en diferente proporción la crema pastelera y la de mantequilla.

Las fresas frescas es uno de los distintivos más significativos de esta tarta, la cual aporta una frescura y una textura exquisita a la misma.


Es una tarta cuya elaboración lleva múltiples pasos, que, aunque no son difíciles individualmente considerados, sí que requieren paciencia y planificación. Hay que preparar unos bizcochos, un almíbar, la crema muselina y la pasta de almendras o mazapán.

En esta ocasión, como siempre que quiero conseguir un buen resultado, he acudido al blog de Luis Olmedo, pues su receta de tarta Fraisier es sin duda una de las mejores, por la inmejorable explicación y por el estupendo paso a paso; os recomiendo visitarla sin falta.


Tarta Fraisier


Ingredientes para la crema muselina

  • 500 ml. de leche entera
  • 4 yemas de huevo L
  • 120 gr. de azúcar
  • 1 pizca de sal
  • 1 cucharadita de vainilla en pasta o azúcar vainillado
  • 30 gr. de harina de repostería
  • 30 gr. de harina de maíz (maicena)
  • 275 gr. de mantequilla (150 gr. fría + 125 gr. pomada para el final)
  • 30 ml. de kirsch u otro licor de frutas (yo he utilizado aguardiente casero de cerezas)

Ingredientes para la pasta de almendras o mazapán

  • 100 gr. de almendra molida
  • 100 gr. de azúcar glas
  • 30 gr. de glucosa (opcional)*
  • 1/2 clara de huevo pasteurizada
  • Colorante en gel 
(*) Luis recomienda la utilización de glucosa para conseguir una pasta con mayor flexibilidad. Yo no tenía glucosa, pero sí Karo (sirope de maíz), y como me constaba que para algunas cosas es posible sustituir la primera por éste, le consulté a Luis sobre ello. Sin embargo, como iba sobre la marcha y no podía esperar a su respuesta, lo utilicé y debo decir que no obtuve mal resultado. Posteriormente, cuando Luis leyó mi mensaje me recomendó no utilizarlo, pero ya era demasiado tarde :) No sé cómo hubiera quedado sin ello, o utilizando glucosa en vez de Karo, pero con éste me quedó una pasta manejable, no pegajosa y bastante flexible.

Ingredientes para el almíbar

  • 50 ml. de agua
  • 50 gr. de azúcar
  • 20 ml. de kirsch (yo utilicé aguardiente casero de cerezas)

Ingredientes para la plancha de bizcocho genovés

  • 3 huevos L
  • 100 gr. de azúcar
  • 100 gr. de harina
  • 1 pizca de sal
  • 30 gr. de mantequilla derretida y enfriada
Además de estos ingredientes, necesitaremos 500 gr. de fresas naturales para la elaboración de la tarta.


PASO 1: Elaboración de la crema muselina, primera parte

  • En un cazo ponemos la leche junto con la mitad del azúcar (60 gr.), la pizca de sal y la vainilla, y calentamos sin que llegue a hervir.
  • Mientras, en otro bol batimos las yemas de huevo con el resto del azúcar, hasta que blanqueen y aumenten de volumen. Incorporamos las harinas, previamente tamizadas, mezclando suavemente para no perder el aire introducido.
  • Cuando la leche esté caliente, vertemos la mitad sobre la mezcla de yemas, azúcar y harina, y mezclamos, y después volvemos a verter esta mezcla en el cazo sobre el resto de la leche, que estará hirviendo. Seguimos mezclando con las varillas a fuego medio hasta que comience a espesar. Cocinamos un par de minutos más para que la harina termine de cocerse. 
  • Agregamos 150 gr. de mantequilla y ligamos
  • Ponemos esta crema en un tupper recubierto de film transparente y lo tapamos. Dejamos enfriar unas horas.

PASO 2: Elaboración del almíbar

  • En un cazo ponemos al agua y el azúcar y llevamos a ebullición, removiendo.
  • Cuando hierva, retiramos del fuego y añadimos el licor. Removemos y dejamos enfriar.

PASO 3: Elaboración de la pasta de almendras

  • En un bol ponemos la almedra molida y el azúcar glas, y mezclamos bien.
  • Añadimos la glucosa y la clara de huevo, y amasamos bien hasta conseguir una pasta homogénea y que no se pegue. Si vemos que nos hemos pasado un poco con la clara y la pasta está un poco pegajosa aún, vamos añadiendo un poco más de almendra y azúcar, a partes iguales.
  • Teñimos la pasta con el colorante elegido (yo he utilizado Extra Red de Sugarflair) y amasamos bien hasta integrar el color. 
  • Envolvemos la pasta en film transparente y reservamos.

PASO 4: Elaboración del bizcocho genovés

  • Precalentamos el horno, 180º calor arriba y abajo sin ventilador.
  • Preparamos la bandeja de horno: la engrasamos y colocamos un papel de horno encima. Engrasamos también el papel de horno. Reservamos.
  • Derretimos la mantequilla en el microondas, con cuidado de que no hierva. Dejamos enfriar.
  • En un bol, ponemos los huevos, el azúcar y la sal, y batimos a velocidad alta hasta que blanqueen y hayan triplicado su volumen (unos 8-10 minutos)
  • Tamizamos la harina y la incorporamos a la mezcla de huevos. Mezclamos con una espátula, suavemente, con movimientos envolventes, para no perder el aire conseguido en el batido.
  • Incorporamos la mantequilla ya enfriada y mezclamos de nuevo con suavidad.
  • Vertemos la mezcla en la bandeja de horno, y extendemos con ayuda de una espátula, intentando que nos quede lo más uniformemente posible.
  • Horneamos unos 10 minutos, vigilando para que no se dore demasiado.
  • Cuando esté hecho, sacamos del horno y dejamos que enfríe unos 5 minutos. Luego, para que no se seque, lo tapamos con un trapo hasta que enfríe por completo.

PASO 5: Terminación de la crema muselina

  • La realización de esta crema tiene dos pasos bien definidos: el primero es la crema que hemos dejado enfriando, y el segundo es la incorporación del resto de mantequilla en pomada y el licor una vez que la crema ha enfriado. Con ello nos aseguramos una consistencia tal que al partir la tarta no se desparrame la crema sino que conserve su forma. 
  • Es importante que la crema no esté demasiado fria: debe tener la misma temperatura que la mantequilla que vamos a incorporar, pues si estuviera demasiado fría, la mantequilla, al entrar en contacto con ella, que solidificaría y sería más difícil de integrar, de modo que podríamos obtener una crema con pegotes de mantequilla en su interior. Para evitarlo, si vemos que nuestra crema está muy fría, deberemos dejarla unos momentos antes a temperatura ambiente o ponerla sobre un bol con agua templada (no caliente) y remover un poco hasta que pierda el frío.
  • Ponemos de nuevo la crema en el bol de la batidora, añadimos los 125 gr. de mantequilla en pomada restantes y el licor, y batimos a velocidad media durante unos 8 minutos hasta cremar. Conseguiremos una crema de consistencia increíble. 

PASO 6: Montaje de la tarta

  • Lavamos las fresas y les quitamos el rabito. Reservamos.
  • Con ayuda de un aro de repostería (yo he usado uno de 13 cm. de diámetro porque quería una tarta pequeña, pero con las cantidades de la receta podríamos utilizar un aro de 17-20 cm.) cortamos dos círculos de bizcocho.
  • Engrasamos el aro de repostería y lo forramos con papel de horno para facilitar después el desmoldado.
  • Colocamos el primer círculo en el fondo del aro, y embebemos con el almíbar.
  • Ponemos un poco de crema sobre el bizcocho y repartimos bien con ayuda de una espátula.
  • Partimos algunas fresas por la mitad de forma transversal y las vamos colocando alrededor del aro, con la parte cortada pegada al aro. Presionamos bien para que se hundan en la crema del fondo. Intentamos que queden también lo más juntas posibles, sin dejar huecos entre ellas.
  • Una vez colocadas las fresas del borde, rellenamos el resto de tarta con más fresas, colocadas hacia arriba.
  • Vertemos la crema sobre las fresas y con ayuda de la espátula, presionamos ligeramente para asegurarnos de que se rellenan bien todos los huecos entre las fresas.
  • Colocamos la segunda capa de bizcocho y lo embebemos también con el almíbar restante.
  • Llevamos a refrigerar al menos dos horas.
  • Transcurrido ese tiempo, con la tarta ya fría, quitamos el aro y el papel de horno con cuidado.
  • Ponemos la pasta de almendra entre dos hojas de papel de horno y con ayuda del rodillo la estiramos muy fina (yo he utilizado el rodillo medidor con la medida de 3 mm.)
  • Cortamos un disco de pasta de almendras con el aro de repostería que utilizamos para la tarta, y lo colocamos sobre la tarta.
  • Decoramos con unas fresas partidas en capas, al gusto.



Si a estas alturas aún seguis leyendo, eso es buena señal: significa que no os han asustado los múltiples pasos de esta tarta y que posiblemente os vayáis a animar a prepararla. Si así lo hacéis, estoy segura de que no os va a defraudar. Mi marido (famoso por no ser nada fan del dulce) ha dicho que es una de las tartas más ricas que ha probado, y ha repetido ración. Eso ya de por sí es un buen indicativo de lo deliciosa que es esta tarta.

De verdad, no os asustéis por tanto paso! Animaos a prepararla y me contáis!

Besos!
Montes











Alitas de pollo al horno, con soja, miel y limón

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¿A quién no le gustan las alitas? A pesar de ser el típico plato que es complicado comer sin ponerte de grasa hasta las cejas, todo el mundo disfruta como un crío cuando se saca la fuente de alitas de pollo. Además, suelen hacerse fritas, lo que hace que sean mucho más grasas y por tanto, tengan aún más calorías.


Hace ya un tiempo decidí probar a hacerlas al horno, en vez de freírlas, y pude comprobar que estaban igual de buenas y además conseguíamos que fueran un poco más sanas.


Lo que me gusta de las recetas saladas es que, a diferencia de la repostería, los ingredientes no deben estar tan estrictamente medidos. Para hacer una tarta, si la receta dice "100 gr. de azúcar", debes olvidas tu vena innovadora y poner exactamente 100 gr. de azúcar, o te expondrás a obtener resultados inesperados. Pero para las recetas saladas, estas alitas en concreto, puedes jugar más con los ingredientes, aumentar la cantidad de alguno si quieres potenciar su sabor o incluso eliminarlo si no te gusta demasiado. Normalmente preparo la marinada a ojo, dependiendo de cómo tenga el día en cuestión, pero para que tengáis una referencia indicaré las cantidades medias que suelo utilizar.



Alitas de pollo al horno, con soja, miel y limón


Ingredientes:


  • 750 gr. de alitas de pollo, partidas 
  • El zumo de 1 limón grande
  • 4 cucharadas de salsa de soja
  • 3 cucharadas de miel
  • 1 cucharada de AOVE
  • 1 diente de ajo machacado

Preparación:



  1. En un bol, ponemos el zumo de limón, la salsa de soja, la miel, el AOVE y el ajo machacado, y mezclamos bien con un tenedor.
  2. Ponemos las alitas en el bol y mezclamos bien con la marinada, intentando que todas las alitas queden bien impregnadas.
  3. Tapamos con un film transparente y dejamos reposar un tiempo.Cuanto más tiempo estén marinando, más sabor tendrán. Yo suelo prepararlas la noche anterior y dejarlas marinando hasta el día siguiente.
  4. Precalentamos el horno a 200º.
  5. Forramos la rejilla del horno con papel de aluminio, y la colocamos encima de la bandeja (de esa forma mancharemos menos). Colocamos las alitas sobre la rejilla.
  6. Horneamos las alitas y las vamos vigilando. Más o menos a los 15 minutos, o cuando veamos que ya están bien doradas por arriba, las damos la vuelta y las dejamos otros 10-15 minutos por el otro lado.
  7. Cuando estén hechas, las sacamos del horno y las servimos en una fuente. ¡Para chuparse los dedos!




Vamos, animaos a prepararlas para este fin de semana y me contáis si os gustaron! Si las preparáis y queréis mostrar cómo os quedaron, podéis mandarme un mail o escribirme en la página de Facebook :)

Besos!
Montes

Infantes de almendra

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En estos momentos, mientras me estéis leyendo, probablemente esté haciéndome fotos con alguna princesa o, si tengo suerte, incluso con algún príncipe :) Y no, no es que de pronto haya ingresado en los selectos círculos de la aristocracia europea, sino que estaré de Disneyland Paris, pegándome con cientos de niños para conseguir que mis hijas salgan solas en la foto con Cenicienta.


Sin embargo, no quería perderme de nuevo el reto de Tia Alia. Ya tuve que renunciar a participar el mes pasado, porque no tenía tiempo suficiente para preparar la receta, al coincidirme también con el día de publicación de Whole Kitchen. Así que para este mes he dejado la receta programada para que se publique sola mientras yo esté haciendo cola para que mis princesas particulares no se pierdan montarse en ninguna de las atracciones del parque.



Este mes la tía Alia viene de la mano de Nieves y Elena, pues su blog hace de anfitrión del Reto en esta ocasión. La receta dulce elegida por Elena han sido los infantes, curioso nombre que la tía Alia les da a estos deliciosos pasteles de almendra.



Nada más leer la receta, casi se me para el corazón al ver la proporción de mantequilla (en realidad la receta dice manteca, pero dudo que se trate de esa cantidad de manteca de cerdo) que llevan estos Infantes. Inmediatamente me vinieron a la cabeza los problemas que tuve con las galletas Pfeffernüsse por culpa de las extrañas proporciones de la tia Alia. Sin embargo, como en esta ocasión tenían pinta más de pastelillos que de galletas, decidí confiar en la receta y seguirla al pie de la letra.


Y la verdad es que, a pesar de mis recelos iniciales, estos Infantes quedan estupendamente y además están de muerte. Me recuerdan mucho a los financiers que hice recientemente, aunque en este caso la cantidad de mantequilla es infinitamente superior. Y por ello el resultado es mucho más húmedo, y con un sabor muy intenso que me recuerda ligeramente, salvando las distancias, a los sobaos pasiegos.


Pero hay que tener claro que estos aparentemente inofensivos pastelillos son en realidad una bomba calórica concentrada. Con la receta salen unas 12-13 unidades, y para esas 12-13 unidades ponemos una barra entera de mantequilla, calculad por tanto cuánta mantequilla lleva cada uno de estos Infantes. Podemos también por tanto llamarlos "atasca-arterias"...



Infantes de almendra


Ingredientes:

  • 250 gr. de mantequilla pomada
  • 200 gr. de azúcar
  • 200 gr. de almendra molida
  • 90 gr. de harina
  • 5 claras de huevo
  • 30 ml. de Cognac o el licor que prefiráis (yo he utilizado ron)
  • Azúcar glas para espolvorear

Preparación:


  1. Precalentamos el horno a 190º, calor arriba y abajo sin ventilador.
  2. Engrasamos un molde para cupcakes. Reservamos.
  3. Ponemos la mantequilla en la batidora y batimos hasta que esté cremosa. Añadimos el azucar y batimos a velocidad media-alta hasta que esté cremoso.
  4. Incorporamos la almendra, la harina, las claras de huevo y el licor, y batimos a velocidad media-alta durante unos minutos, hasta que aumente de volumen.
  5. Vertemos la mezcla en el molde para cupcakes, sin sobrepasar los 2/3 de su capacidad, y horneamos durante unos 18-20 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo en el centro salga limpio.
  6. Si vemos que durante el horneado se nos están dorando demasiado, podemos tapar con papel de aluminio y continuar con el horneado.
  7. Cuando estén hechos, sacamos del horno y dejamos atemperar dentro del molde (si intentamos desmoldarlos mientras están calientes, se romperán).
  8. Cuando estén al menos templados, desmoldamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
  9. Cuando estén totalmente fríos, espolvoreamos la superficie al gusto con azúcar glas.



Así que si estáis inmers@s en la operación bikini, probablemente sólo podréis probar una miguita de estos Infantes, pero estoy segura de que si el resto de vuestra familia no está a dieta, os agradecerá profundamente vuestro sacrificio, comiéndoselos todos.

Un beso!
Montes



Pudding de galletas Speculoos

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Si hay un postre fácil y barato, ése es el pudding. Es una receta de aprovechamiento, en el que se suelen utilizar restos de pan, bizcochos o galletas, acompañados con leche, huevos, y en ocasiones, fruta. En este caso, he utilizado un paquete de galletas Speculoos que tenía en casa y que (por alguna extraña razón) no había sucumbido aún a mis visitas a la despensa.


Y es que no sé qué tienen estas galletas que las hace tan adictivas. Su sabor acaramelado y ligeramente especiado hace que comas una y necesariamente tengas que comer después otra, y si eso otra más por si acaso... En fin, creo que podréis imaginar cómo desaparecieron los otros tres paquetes de mi despensa...


Así que, aunque este pudding se puede preparar con cualquier tipo de galletas, teniendo a mano un paquete superviviente de Speculoos y casualmente también un bote de crema de Speculoos para untar (sí, existe, si no la conocéis ya estáis tardando) estaba escrito en las estrellas que su destino iba a ser terminar formando parte de este postre.



Pudding de galletas Speculoos

(Receta adaptada de Speculoos, recetas con galletas de mantequilla, de Martine Lizambard)


Ingredientes:

(Para unas 6 tarrinas, dependiendo del tamaño)


  • 3 huevos + 2 yemas
  • 400 ml. de leche entera
  • 100 ml. de nata líquida
  • 5 galletas Speculoos
  • 4 cucharadas (generoooosas) de crema de Speculoos
  • 2 cucharadas de azúcar

Preparación:



  1. Precalentamos el horno a 100º.
  2. Trituramos lo más finamente posible las galletas.
  3. En un cazo a fuego medio, ponemos la leche, la nata y la crema de Speculoos y lo llevamos a ebullición. En cuanto empiece a hervir, retiramos del fuego.
  4. En un bol, batimos los huevos y las yemas con el azúcar, y cuando esté bien mezclado, vertemos la leche hirviendo sin dejar de remover, hasta obtener una crema suave.
  5. Añadimos las galletas trituradas, y mezclamos bien.
  6. Vertemos la crema en las terrinas o recipientes elegidos, sin llenarlos del todo. Las ponemos en una fuente honda para horno, vertemos agua hirviendo en dicha fuente hasta que cubra los recipientes hasta media altura, y horneamos al baño maría unos 55-60 minutos, o hasta que la crema cuaje por completo.
  7. Dejar templar antes de servir.



Espero que os haya gustado! Si os animáis a probarla, no os olvidéis de contármelo!

Besos!
Montes

Crema de frambuesas

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¡Ya estoy de vuelta! ¡Qué rápido pasa el tiempo cuando se está de vacaciones! Vaya semanita intensa que hemos pasado. Aprovechando los días junto a las peques, viendo cómo se lo han pasado de bien, y de paso, pasándolo bien también nosotros. Porque, ahora que no me oye nadie, debo confesar que yo también he disfrutado como una enana, montándome en todas las atracciones que podía (una y otra vez) y sintiéndome niña de nuevo al ver de cerca a todos los personajes que fueron protagonistas de las historias de mi infancia.


Pero las vacaciones tienen algo malo: que se acaban. Y mucho antes cuando son tan cortas como éstas. Y cuando se acaban, tienes que volver a la cruda realidad e intentar retomar las rutinas diarias de la forma menos traumática posible.


Y al volver a casa, después de todos estos días sin más pensamientos en la cabeza que ver si repetíamos o no en la atracción de Piratas del Caribe (con mucho en la que más hemos subido), debo reconocer que se me ha hecho difícil el retomar la costumbre de pensar, preparar y fotografiar alguna receta para subir esta semana.


Así que he optado por una receta muy fácil. De las que se preparan en pocos minutos. Tan sólo hay que tener la previsión de haber puesto a congelar la leche evaporada el día anterior. Por lo demás, en muy poco tiempo tendremos listo un postre fresquito y delicioso que seguro que le gusta a todo el mundo.

Es una receta que nos enseñaron hace algo más de un año en las clases de Thermomix, y que en ese momento me encantó por lo buena y fácil que nos pareció. Está pensada para hacerse con Thermomix, aunque, al no tener pasos complicados, podría hacerse también utilizando el accesorio triturador y las varillas de la batidora. Sin embargo, la Thermomix facilita mucho el trabajo, al necesitarse sólo un sólo utensilio.



Crema de Frambuesas

(Fuente: Vorwerk. Para unas 6 raciones)


Ingredientes:

  • 1 bote de leche evaporada
  • 200 gr. de azúcar
  • 300 gr. de frambuesas congeladas
  • 60 ml. de zumo de limón

Preparación:


  1. La noche anterior, vertemos la leche evaporada en dos bandejas para hielos, y las llevamos al congelador. Las sacaremos una media hora antes de comenzar a preparar el postre.
  2. Vertemos el azúcar en el vaso y programamos 30 segundos, velocidad progresiva 5-10.
  3. Añadimos las frambuesas y el zumo de limón, y programamos de nuevo 30 segundos, velocidad progresiva 5-10. Retiramos y reservamos.
  4. Sin lavar el vaso, ponemos los cubitos de leche evaporada y trituramos, programando 30 segundos, velocidad 5. Colocamos la mariposa en las cuchillas y montamos la leche programando 3 minutos, velocidad 3,5, hasta que doble su volumen.
  5. Añadimos las frambuesas trituradas reservadas, y mezclamos 30 segundos, velocidad 3. Vertemos la crema en un bol o en recipientes individuales, y servimos inmediatamente o reservamos en el frigorífico o en el congelador.



Se pueden utilizar perfectamente otro tipo de frutas, como fresas, kiwis... Para hacer esta crema yo he utilizado frambuesas congeladas que encontré en Lidl, pero podemos utilizar cualquier fruta fresca que hayamos congelado en casa.

Si no tenéis Thermomix, podéis sustituir el azúcar normal por azúcar glas comprado, triturar las frambuesas y la leche evaporada con el accesorio triturador de la batidora, y montar la leche evaporada con las varillas.

Espero que os guste!
Montes



Bizcocho de nata montada sin lactosa

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Me he dado cuenta de que hacía mucho tiempo que no preparaba un bundt. Y eso no puede ser, porque me encantan. Son ideales para el desayuno o la merienda. Puedes cortar una loncha finita en un momento de debilidad para calmar un antojo súbito de dulce sin excesivos remordimientos (siempre y cuando no vuelvas a cortar otra loncha finita, y otra, y otra....)


Además, hace poco desde Kaiku tuvieron el detalle de enviarme varios envases de nata para montar sin lactosa. Que, por cierto, debo decir que no se nota ninguna diferencia con respecto a la nata normal y encima, al tener un 38% de materia grasa, monta divinamente.


Llevaba tiempo queriendo probar a hacer un bizcocho incluyendo la nata montada, en vez de líquida, y como ya sabéis que en mi entorno hay varios alérgicos, intolerantes o personas con algún tipo de susceptibilidad alimentaria, he aprovechado este aumento de mi stock de nata para montar y he empleado parte para conseguir este delicioso bundt sin lactosa, apto para los intolerantes (a la lactosa, lógicamente, jaja) de mi familia.


En este caso la intolerante a la lactosa de mi familia es mi amiga Ana, que toda la vida ha tomado leche, queso y yogures sin ningún problema, pero cuyo organismo desde hace un tiempo ha comenzado a disminuir la producción de lactasa, enzima que posibilita la digestión de la lactosa (que es el azúcar presente en los lácteos). Por tanto, a bajos niveles de lactasa, mayor dificultad para digerir la lactosa, lo que provoca la aparición de molestias y síntomas varios tras tomar cualquier tipo de lácteo (náuseas, dolor abdominal...).

Ser intolerante a la lactosa no es una enfermedad grave, pero sí que es bastante molesto sufrir las consecuencias de la incapacidad para digerir la lactosa, así que muchas veces intento preparar recetas sin lactosa para que Ana pueda probarlas.


Por supuesto, esta receta de bundt se puede hacer también con ingredientes normales: con nata para montar normal, e incluso podéis sustituir el aceite por mantequilla, si os gusta más el sabor que ésta aporta. Pero con los ingredientes que se indican tal cual, el resultado es delicioso. 



Bizcocho de nata montada (sin lactosa)

(Receta de Montes Ortiz. Cantidades para un molde pequeño de bundt, de 6 tazas)


Ingredientes:



  • 220 gr. de azúcar
  • 2 huevos
  • 90 ml. de aceite de girasol
  • 1 cucharadita (tsp.) de vainilla en pasta o extracto de vainilla.
  • 200 ml. de nata para montar
  • 220 gr. de harina
  • 1 y 3/4 cucharaditas (tsp.) de levadura en polvo
  • 1 pizca de sal

Preparación:



  1. Precalentamos el horno a 180º, calor arriba y abajo sin ventilador.
  2. Engrasamos el molde elegido. Reservamos.
  3. Tamizamos la harina junto con la levadura. Reservamos.
  4. Montamos la nata, para lo cual es necesario que esté muy fría (yo suelo meter unos minutos antes en el congelador tanto el brick de nata como el bol donde voy a montarla). Reservamos.
  5. En el bol de la batidora, ponemos el azúcar con los huevos, y batimos a velocidad media-alta hasta que aumente de volumen (unos 5 minutos). Agregamos el aceite y la vainilla, y batimos de nuevo a velocidad alta hasta que tenga una textura suave.
  6. Añadimos la nata montada y mezclamos cuidadosamente con una espátula, hasta que esté todo perfectamente integrado.
  7. Añadimos la harina y levadura previamente tamizadas, y la sal, y mezclamos de nuevo con ayuda de la espátula, con movimientos envolventes, hasta que esté totalmente integrado.
  8. Vertemos la mezcla en el molde y horneamos durante unos 45 minutos, o hasta que al pinchar con un palillo en el centro del bizcocho, salga limpio.
  9. Si vemos que durante la cocción el bizcocho se está tostando demasiado, podemos cubrirlo con papel de aluminio y continuar con el horneado (siempre que hayan transcurrido al menos 20 minutos desde que lo metimos al horno, pues si abrimos el horno antes de ese tiempo lo más probable es que interrumpamos la cocción inicial y provoquemos que se nos baje el bizcocho y no crezca correctamente).
  10. Cuando esté hecho, sacamos del horno y dejamos atemperar dentro del molde unos 10-15 minutos. Después damos la vuelta, desmoldándolo sobre una rejilla, y dejamos enfriar por completo.

Glaseado sin lactosa



  1. Para preparar el glaseado necesitaremos sólo 4 cucharadas colmadas de azúcar glas o icing sugar, y dos o tres cucharadas de nata sin lactosa. 
  2. Tamizamos el azúcar para evitar los grumos, y añadimos la nata, mezclando bien ambos ingredientes hasta obtener una consistencia cremosa. Si queremos que quede algo más líquido podemos añadir más nata, al gusto.
  3. Cuando el bizcocho esté frío por completo, vertemos el glaseado sobre él, y listo para servir!




El incorporar la nata montada hace que el bizcocho quede blandito y esponjoso, pues le estamos metiendo un cantidad extra de aire a la masa. Es uno de los bizcochos más ricos que he hecho, ideal para comer tal cual o para mojar en un buen tazón de leche (sin lactosa), que es siempre mi opción favorita!

Espero que os guste!
Montes


Torrijas más ligeras al vapor

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Me encantan las torrijas, desde siempre. Un gran incentivo de la Semana Santa. Aunque hasta que no vine a vivir a Madrid no era un postre que para mí tuviera relación con Semana Santa. Cuando vivíamos en Reinosa, las llamábamos torrejas, y era un dulce típico de Navidad, que todos los años por esas fiestas me preparaba mi abuela.

Pero ya sean torrejas o torrijas, ya sea en Navidad o Semana Santa, esta delicia tan humilde, nacida como receta de aprovechamiento, para mi gusto es uno de los dulces más suaves y exquisitos. 


Sin embargo, para mí las torrijas tienen un gran problema: son fritas. Y yo odio freír. No sólo por la cantidad de grasa que le aporta (que también). Es que no soporto la idea de pasarme una tarde entera con la sartén llena de aceite caliente, friendo una torrija tras otra. No me pasa sólo con las torrijas, es una fobia en general. Cualquier tipo de alimento que tenga que ir frito, siempre intento buscar alguna alternativa para prepararlo de otra forma. 

Por eso hasta ahora para comerme alguna torrija tenía que comprarla o depender de la benevolencia de algún familiar o amigo que sí se hubiese pasado las horas friendo tandas interminables de torrijas y quisiera compartir alguna conmigo, algo que yo agradecía profundamente.


Sin embargo, a partir de ahora ya podré abandonar la mendicidad torrijera, y podré hacerme barras y barras de pan sin necesidad de freír ni una sola rebanada. Debo reconocer que la reducción calórica en este caso es un plus adicional, porque para mí la gran ventaja es la reducción de tiempo y la facilidad de preparación. Además, el resultado es espectacular, no desmerecen en absoluto las torrijas hechas de manera tradicional. Mi marido, otro fan torrijero como yo, desconfiado en un principio al oír "voy a hacer unas torrijas al vapor", puso cara de deleite después al probar la primera torrija de la tanda, aún caliente. Así que podéis fiaros de esta receta, porque si a él le han gustado, es señal de que realmente están muy buenas!

El único handicap que le veo es que, lógicamente, necesitaremos algún aparato para generar vapor. Yo he utilizado la Thermomix, con el accesorio Varoma, pero también puede hacerse de igual manera si tenéis una vaporera.

Torrijas al vapor

(Fuente: Vorwerk. Para unas 12-14 unidades, dependiendo del tamaño)

Ingredientes:


  • 1 barra de pan para torrijas, del día anterior.
  • 1 l. de leche.
  • 150 gr. de azúcar
  • La piel de un limón
  • 1 palo de canela
  • 2 huevos
  • Aprox. 30 gr. de mantequilla, derretida
  • 6 cucharadas colmadas de azúcar y 2 cucharadas de canela, para rebozar.

Preparación:


  1. Ponemos en el vaso la leche con el azúcar, la piel del limón y la canela. Programamos 14 minutos, 90º, giro a la izquierda y velocidad cuchara.
  2. Mientras se infusiona la leche, cortamos el pan en rebanadas gruesas de unos 2 cm.
  3. Vertemos la leche en una bandeja, y dejamos que se temple. Cuando esté más fría, vamos remojando las rebanadas, dejando que se empapen muy bien. Reservamos.
  4. Derretimos la mantequilla al microondas, con cuidado de que no hierva. Reservamos. 
  5. Batimos los huevos en un plato, y reservamos.
  6. Cortamos cuadrados de film transparente lo suficientemente grandes para envolver cada rebanada.
  7. Vamos engrasando los cuadrados de film de uno en uno con la mantequilla derretida, con ayuda de un pincel. Pasamos las rebanadas por el huevo batido y las vamos envolviendo de una en una en el film engrasado. Las colocamos en el Varoma.
  8. Ponemos 750 ml. de agua en el vaso de la Thermomix, y programamos 25 minutos, temperatura Varoma, velocidad 1 y 1/2. Pasados los primeros 5 minutos, quitamos el cubilete y colocamos el Varoma sobre la Thermomix.
  9. Mientras tanto, encendemos el horno en modo grill, a temperatura máxima.
  10. Mezclamos el azúcar y la canela para el reboce.
  11. Cuando termine el tiempo, desenvolvemos las rebanadas (con cuidado, porque estarán muy calientes) y las rebozamos en la mezcla de azúcar y canela. Las vamos colocando en una bandeja de horno, sobre la que habremos puesto un papel vegetal, y gratinamos 3 minutos.
  12. Sacamos del horno, colocamos en una fuente, y dejamos templar.



Creedme: si habéis remojado bien las rebanadas, obtendréis unas torrijas súper jugosas, realmente indistinguibles de las fritas, pero de una manera mucho menos engorrosa y además mucho más sana. No es que consigamos un postre ligero del todo, porque el azúcar, el huevo, el pan y la mantequilla no son ingredientes precisamente light. Pero seguro que algunas calorías menos y sobre todo menos grasa sí que tendremos.

Animáos a probarlas y me contáis.

Besos!
Montes 

Conejitos de Pascua de nubes

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¿Os podéis creer que nunca había hecho nubes caseras? Siempre me había dado reparos, no sé por qué. Tenía entendido que era complicado, o al menos eso me parecía. Igual que la primera vez que hice merengue suizo, debe ser porque el calentar azúcar me impone cierto respeto...

Pero, como también me pasó con el merengue suizo, me he dado cuenta de que no es en absoluto complicado. Todo lo contrario, es muy fácil! Tan fácil, que desde luego no será la última vez que las haga. En esta ocasión he sido muy clasicona y he preparado las típicas nubes de fresa, rositas y suaves, pero tengo que probar otros sabores, pues las posibilidades son infinitas! Para darle sabor podemos utilizar fruta natural, en pasta, aromas de cualquier tipo... Cualquier sabor que queramos darle.



Las nubes o esponjitas, también llamadas a veces por su nombre en inglés, marshmallow, son una golosina que en su forma moderna suele contener azúcar o jarabe de maíz, clara de huevo batida, gelatina previamente ablandada con agua, goma arábiga y saborizantes, todo ellos batido para lograr una consistencia esponjosa. La receta tradicional usaba un extracto de la raíz de la planta de malvavisco, un arbusto, en lugar de gelatina. Esta raíz tenía propiedades antitusígenas y se utilizaba con fines medicinales. La golosina tal y como hoy se la conoce es una innovación de finales del siglo XIX. Desde el proceso de extrusión patentado por Alex Doumak en 1948, los malvaviscos se extruyen como cilindros suaves, se cortan en trozos y se rebozan con una mezcla de maicena y azúcar glas. (Fuente: Wikipedia).

A pesar de que hay recetas que incluyen la clara de huevo entre los ingredientes para hacer las nubes, en este caso no la he utilizado, lo que convierte a estas golosinas en aptas para veganos o alérgicos a la proteína del huevo.

Las forma más fácil de cortar las nubes caseras suele ser en cuadraditos, con ayuda de un cuchillo, aunque también se pueden usar cortadores de las formas que queramos. En esta ocasión, dadas las fechas en las que estamos, he hecho pequeños conejitos de Pascua,  pero, cómo no, he aprovechado para bañar la parte inferior de los mismos en chocolate y cubrirlos de bolitas de caramelo o sprinkles. De esta manera los conejitos se pueden tener de pie, lo que lo convierte en una excusa perfecta para ponerles chocolate :)




Conejitos de Pascua de nubes 

(Fuente: Food and Cook by Trotamundos. Para un molde cuadrado de aproximadamente 20X25 cm.)


Ingredientes:


  • 20 gr. de gelatina en polvo
  • 90 ml. de agua
  • 320 gr. de azúcar
  • 60 ml. de agua
  • 200 ml de light corn syrup o sirope de maíz. También podemos sustituirlo por glucosa
  • 2 cucharadas de fresa en pasta
  • 1/2 cucharadita de sal
  • Azúcar glas y maicena, para rebozar
  • Aprox. 50 gr. de chocolate para bañar las nubes
  • Sprinkles para decorar

Preparación:


  1. Primero hidratamos la gelatina: ponemos la gelatina en polvo en un bol y añadimos los 90 ml. de agua fría. Dejamos reposar.
  2. Preparamos el molde elegido, engrasándolo bien con mantequilla derretida o spray desmoldante.
  3. En un cazo, ponemos a fuego medio el azúcar, los 60 ml. de agua y el sirope de maíz. Calentamos, removiendo ligeramente, hasta que rompa a hervir, momento en que lo retiramos inmediatamente para evitar que se caramelice.
  4. En el bol de la batidora ponemos la gelatina ya hidratada, y con las varillas a velocidad baja batimos ligeramente, lo justo para que se desmenuce. 
  5. A continuación, batiendo a velocidad baja, vamos añadiendo poco a poco la mezcla de azúcar y sirope. Añadimos la fresa en pasta y la sal. Subimos a velocidad alta, y batimos unos 10-15 minutos, hasta que consiga una consistencia firme.
  6. Vertemos esta masa en el molde, alisamos con ayuda de una espátula, y espolvoreamos con una mezcla de azúcar glas y maicena a partes iguales. Dejamos reposar al menos 4 horas.
  7. Transcurrido ese tiempo, cortamos con las formas deseadas, con cuidado porque las nubes son muy pegajosas, y rebozamos inmediatamente en la mezcla de azúcar glas y maicena a partes iguales.
  8. Ponemos los sprinkles elegidos en un bol y reservamos.
  9. Derretimos el chocolate al microondas, con cuidado de que no se nos queme, a intervalos de 30 segundos y removiendo bien entre cada intervalo. Bañamos la parte inferior de los conejitos en el chocolate, y los introducimos en el bol con los sprinkles, para que se adhieran al chocolate. Dejamos reposar hasta que el chocolate solidifique.




Quedan monísimos y a mis hijas les encantaron. Son tan fáciles de hacer que, salvo lo de manejar el azúcar caliente (que lógicamente debe ser hecho por un adulto), el resto del proceso es ideal para prepararlo con los niños en una de las tardes libres que tienen estas vacaciones. Animaos a hacerlos y me contáis qué tal!

Un beso.
Montes
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